de la Guerra Libia no estaban crucificados en el ágora, sino sentados en el Consejo de Kart-Hadtha. Jóvenes púnicos arrojaban lanzas contra algunos de los crucificados, otros les disparaban flechas . Les quebraron las piernas, los mutilaron como ellos habían mutilado a los prisioneros y emisarios, les prendieron fuego, apagaron las hogueras antes de que murieran, los torturaron con menos arte que imaginación. Matho fue reservado a los instrumentos y manos hábiles de los verdugos; su muerte duro tres días. Le clavaron largas astillas bajo las uñas de manos y pies; el verdugo jugueteó dos días con las astillas, luego les prendió fuego. Obligaron al Libio a comer excrementos de perro y a beber orina de cerdo. Lo bajaron de la cruz, le echaron sal en las plantas de los pies e hicieron que una cabra se los lamiera; después le arrancaron la piel de las plantas. Pasó la primera noche encadenado, tumbado sobre agujas y trozos de vidrio. El segundo día el verdugo le cortó los tendones de las rodillas con una sierra sin filo, y con un cuchillo de Madera le arrancó tiras de piel de la cara, los homoplatos, la barriga y la entrepierna. El verdugo le echó vinagre en las heridas, y lo dejó al sol. Al atardecer Matho fue castrado, le taparon la nariz, y cuando abrió la boca para respirar ,le embutieron en ella los testículos amputados .Lo arrancarón grandes trozos de piel de las nalgas. La segunda noche la pasó encadenado a una estaca, sentado sobre arena y sal. El tercer día le despellejaron el miembro y los labios; con un pequeño martillo y un agudo cincel, el jefe de los verdugos le abrió las muelas y los incisivos, y le llenó la boca con agua que alternaba entre fría y calante. Le clavaron agujas en los puntos mas sensibles de la palma de la mano, sin dañar las venas; le arrancaron, a intervalos calculados, las uñas de manos y pies, desgarraron anchas tiras de piel de su barriga ,le echaron maíz en las heridas e hicieron que gallinas picotearan sobre ésta; le cortaron las tetillas y le rebanaron trozos de la lengua. Hacia la puesta del sol, y en presencia de Hannón el Grande, el verdugo abrió la pared abdominal del libio , quien ya sólo era un trozo de carne que aún profería gritos , prendió fuego a las astillas de los dedos , le cortó un intestino, metió en éste la punta roma de una estaca ade madera y enrolló las tripas en ésta.

Matho murió antes de la medianoche.

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